Sobre colecciones pomológicas y su rastro en el valle del Loira

[English version here]

En el verano de 2013, fueron rescatados del Castell de La Bleda (Alt Penedès, Barcelona) libros, muebles y objetos varios que habían pertenecido al gabinete de curiosidades que la familia Salvador mantuvo en la rebotica de su farmacia abierta en el centro de Barcelona durante seis generaciones, desde 1626 hasta 1855. Una de las más gratas sorpresas de aquel rescate fue el descubrimiento de que una parte notable del medio millar de modelos de frutas que habían configurado el proyecto Pomona española de José Salvador y Soler (1804-1855) había sobrevivido a la incuria del tiempo (fig. 1).

Fig. 1. Modelos de fruta de la colección Salvador rescatados en 2013 y restaurados por Olga Muñoz con motivo de la exposición Salvadoriana. El gabinete de curiosidades de Barcelona (Museu de Ciències Naturals i Institut Botànic de Barcelona, 2014-2016). Foto: Natalia Hervás.

Aquellos materiales de 2013 venían a sumarse al grueso del gabinete Salvador rescatado ya en 1938 por las autoridades republicanas catalanas; con ellos, llegaron también documentos, cartas y manuscritos que permitieron a Xavier Ulled investigar a fondo la personalidad y la obra del último de los Salvador. Próspero empresario agrícola, especialmente preocupado por las innovaciones agronómicas en el campo de la fruticultura y de la silvicultura, José Salvador amplió las colecciones naturalistas heredadas de su antepasados y las reorientó, creando una xiloteca y concibiendo el magno proyecto de la Pomona española. Para llevarlo a cabo encargó esos modelos de frutas, además de negociar en la corte madrileña el patrocinio de la Corona y lanzar una suscripción que financiara la publicación de las láminas y textos destinados a acompañar a los modelos. La Pomona española comenzaría por reproducir ejemplares de todos y cada uno de los frutos que se cultivaban en el reino de España. El proyecto no acababa aquí, sino que José Salvador exhibió esos modelos en su establecimiento desde el que se ofrecía enseñar a los propietarios agrícolas de Cataluña las nuevas técnicas y los avances de la ciencia agronómica en el terreno de la fruticultura.

Entre los testimonios aportados por la tesis de Ulled (2020), varios hablaban del papel inspirador que había tenido para el proyecto de Salvador el contacto establecido con Louis Claude Noisette (1772-1849), jardinero y agrónomo francés. Salvador adquirió un ejemplar de la segunda edición de la obra Le Jardin fruitier histoire et culture des arbres fruitiersen (París, Audot libraire éditeur, 1833-1839) y sus volúmenes se conservan actualmente en la biblioteca Salvador, en el Institut Botànic de Barcelona.

Antoine Noisset (1778-1858), hermano de Louis-Claude, recibió en 1822 el encargo de proyectar el Jardin des Plantes de Nantes, que luego dirigió hasta 1835 (Dubald, 2019: 422). ¿Provienen de él o de sus descendientes los modelos de frutas que aún hoy se encuentran en las dependencias del Jardin des Plantes de esa ciudad? Debemos a la amabilidad de Aurélien Bour, responsable científico del Jardin, el haber podido consultar la lista completa de las piezas. Se trata de más de dos centenares de moulages (la mayor parte representando distintas variedades de peras) que la base de datos del establecimiento data entre 1850 y 1950, aunque bien pudieran ser del principio de ese período impreciso. Entre 1822 y 1870 son varios los establecimientos que se instituyen en la Francia “provincial” dedicados a la enseñanza de la agronomía; la horticultura y la fruticultura formaban parte de los planes de docencia teórica y práctica de las escuelas que se abren en varias ciudades. Parece claro que la adquisición de modelos de frutas –en cera y yeso, primero, en papier mâché, más tarde– fue una práctica habitual de estos centros. Aunque la historiografía ha insistido sobre todo en los grandes fabricantes parisinos, como Auzoux, lo cierto es que –antes y después de Auzoux, que no empezó a fabricar piezas botánicas hasta 1872– hubo también oportunidad para los mouleurs locales, como el nantés Moyon.

A él se deben con toda seguridad la mayor parte de los sesenta moulages de frutas que se conservan hoy en los modernísimos depósitos que el Muséum d’Histoire Naturelle tiene en las afueras de la ciudad y que pudimos manejar y fotografiar con toda libertad, gracias a la amabilidad de Eric Guiho, responsable de las colecciones botánicas del museo (fig. 2).

Fig. 2. Modelos de frutas de la colección del Muséum d’histoire naturelle de Nantes. Fotos de Aina Trias y del autor.

En este caso, es posible conocer con un poco más de precisión la procedencia de las piezas y el contexto en el que se produjeron y se emplearon. Por lo que se deduce de las etiquetas y de la documentación que conserva el museo, estos modelos de frutas son muy posteriores a los de los Salvador e, incluso, a los del jardín botánico de Nantes. Llegaron al museo en 1982 desde la Escuela de Comercio de Nantes, aunque en realidad su fabricación se remonta 1902-1905. Fueron encargados para el efímero Musée Colonial que se formó para la enseñanza práctica de la agricultura en la Sección Colonial de la escuela, por iniciativa del industrial y banquero Hyppolite Durand-Gasselin (1839-1939). La enseñanza teórica proyectada para quienes estudiaran adscritos a esa sección se llevaba a cabo en la sede de la Escuela de Comercio, en el viejo edificio de la ceca de Nantes (Hôtel des Monnaies), mientras que la enseñanza práctica, necesitada de huertas y de cultivos en invernaderos, se ubicaba en el Château du Grand-Blotterau a unos pocos kilómetros de la ciudad, cedido por Durand-Gasselin. Aquí es donde se destinaron los modelos de frutas que se encargaron a Noyon y al fabricante parisino Theveny. Su papel didáctico tuvo una vida breve: en 1909, la sección colonial cerró y los materiales fueron enviados a la sede de la Escuela de Comercio, en la rue Voltaire, pared con pared con el Muséum d’historie naturelle.

Por lo que respecta a la colección pomológica que hoy se conserva en el museo de historia natural de la ciudad de Orleans (hoy conocido como Muséum d’Orléans pour la biodiversité et l’environnement, MOBE), gracias a la mediación de Philippe Guillet, contactamos con Vladimir Jecmenica, responsable de las colecciones botánicas, quien nos facilitó completo acceso a las piezas guardadas en los depósitos, además de proporcionarnos la –por otra parte, escasa– documentación que el museo tiene sobre esa colección. Entre ella, se encuentra un informe, datado en 1985, resultado de la visita que Madame Evelyn Leterme, experta en pomología en el Conservatoire Variétal d’Aquitanie, hizo para examinar los modelos de frutas. Su diagnóstico elogiaba el estado de conservación de 86 de las 124 piezas, así como su calidad en lo que se refiere a la capacidad hiperrealista de reflejar hasta la más pequeña lenticelle, la pubescence des sépales et les taches dues aux maladies (fig. 3).

Fig. 3. Algunos ejemplares de la colección pomológica hoy conservada en el MOBE. (fotos del autor)

Sin embargo, Leterme dejaba sin respuesta preguntas fundamentales, como qué materiales (además del yeso, que resultaba evidente) estaban implicados en la fabricación de esos modelos tan perfectos. Sobre la procedencia, se limitaba a dejar constancia de que las seis cajas en las que se hallaron provenían del Muséum de La Rochelle y estaban dirigidas, con fecha de 1949, al antiguo conservador del museo de Orleans, Paul Sougy. Será, pues, en La Rochelle en donde habrá que proseguir la indagación. La existencia de una enseñanza reglada de la agronomía en la Charenta Marítima desde mediados del siglo XIX es una pista bastante prometedora.

Referencias

Samantha Bazan et al. HerbEnLoire. Catalogue des herbiers recensés en Pays de la Loire, Angers, Université d’Angers, Conservatoire Botanique National de Brest – antenne Pays de la Loire, 2018.

Bernard van den Driesseche, Le jardin des plâtres: un autre regard sur les collections de moulages, en: Rune Frederiksen & Eckart Marchand, eds. Plaster Casts: Making, Collecting and Displaying from Classical Antiquity to the Present, Berlin, De Gruyter, 2010: 635-650.

Déborah Dubald, Capital nature: a history of French municipal museums of natural history, 1795-1870, Florence: European University Institute PhD theses, 2019.

Noël Guillet, Reine Guillet, Le Grand Blottereau: son château, son écrin de verdure, Nantes, Association Doulon-histoire, 2014.

Marta Pérez, Olga Muñoz, Eulàlia Garcia-Franquesa, Conservación-restauración de modelos botánicos de frutas del Gabinete Salvador, Ge-conservación, 9, 2016: 83-95.

Xavier Ulled Bertran, Pomonas y anatomías en la Barcelona liberal, entre la educación, el comercio y la ciencia, en: José Pardo-Tomás, Alfons Zarzoso, Mauricio Sánchez, eds. Cuerpos mostrados. Regímenes de exhibición de lo humano. Barcelona y Madrid, siglos XVII-XX, México, Siglo XXI-UNAM, 2019: 55-75.

Deja un comentario